Las personas mayores tienen una mayor vulnerabilidad a enfermedades y dificultades físicas, por lo que su movilidad es especialmente importante. Sin embargo, muchos de ellos van perdiendo la capacidad de realizar actividades cotidianas, como caminar. Esta problemática es conocida como «caminar reducido» y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a casi la mitad de las personas mayores de 65 años en todo el mundo. Este artículo explora las causas de esta disminución de la movilidad en personas mayores, así como los efectos que tiene en su calidad de vida.
Índice de contenidos
Caminar con una persona mayor: ¿Cuándo un Mayor Deja de Hacerlo?
Caminar con una persona mayor: ¿Cuándo un Mayor Deja de Hacerlo? Es una pregunta compleja con múltiples respuestas según la situación del adulto mayor. No obstante, en España, la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) recomienda que se siga una serie de pautas y consejos para saber cuándo un mayor debe dejar de caminar:
- Edad: mayores de 80 años.
- Salud: personas con problemas de movilidad, artritis, inflexibilidad, problemas de equilibrio, etc.
- Estado físico: cansancio, agotamiento o falta de energía.
- Atención médica: una visita al médico para evaluar su salud puede ayudar a determinar si un mayor debe dejar de caminar.
- Clima: caminar con un mayor en condiciones climáticas extremas puede ser muy peligroso.
Además, un mayor debe dejar de caminar si:
- Se siente cansado: si se siente cansado, excesivamente cansado, es mejor que se quede sentado o se acueste inmediatamente.
- Se siente mareado: si la persona se siente mareada, es mejor que se detenga inmediatamente para evitar posibles caídas.
- No puede respirar: si la persona tiene problemas para respirar, es mejor que se detenga y descanse.
- Tiene dolor: si el mayor siente dolor en sus piernas o cualquier otra parte de su cuerpo, es mejor que se detenga y descanse.
En conclusión, una persona mayor debe dejar de caminar cuando su salud, edad o estado físico lo requieran, así como tener en cuenta la atención médica, el clima y los síntomas mencionados anteriormente. Para más información, se recomienda visitar el sitio web de la ONCE España.
Soluciones para cuidar a un Anciano que ya no Puede Caminar
Existen varias soluciones que pueden ayudar a cuidar a un anciano que ya no puede caminar. Algunas de estas opciones se encuentran disponibles tanto en España como en el resto del mundo:
- Contratar un servicio de atención domiciliaria. Esta opción es posible gracias a la Ley de Dependencia, que cubre los gastos de un profesional que se encargue de los cuidados del anciano en su propia casa.
- Solicitar una ayuda económica. La Ley de Dependencia también ofrece la posibilidad de solicitar ayudas económicas destinadas a financiar los servicios de cuidado.
- Inscribirse en un centro especializado. Los centros de mayores especializados ofrecen muchas actividades y servicios destinados a los ancianos, como talleres, terapia ocupacional, cuidados de enfermería, etc.
- Solicitar un apoyo tecnológico. Existen dispositivos tecnológicos especialmente diseñados para mejorar la autonomía de los ancianos, como sillas de ruedas eléctricas, andadores, scooters, etc. Estos aparatos se pueden conseguir a través de una ayuda técnica.
Otras opciones disponibles en España para ayudar a un anciano que ya no puede caminar son:
- Utilizar el transporte adaptado. Existen servicios de transporte adaptado especialmente diseñados para personas con movilidad reducida, como el Servicio de Transporte Adaptado para Personas con Discapacidad.
- Solicitar la asistencia de un familiar. Muchas familias optan por contratar a un familiar para que se encargue de cuidar al anciano. Esta opción puede resultar más económica y cómoda para todos.
- Completar un programa de rehabilitación. Un programa de rehabilitación puede ayudar a mejorar la autonomía del anciano y a recuperar algunas funciones motoras, como la movilidad.
- Contratar un seguro médico. Los seguros médicos pueden cubrir los gastos médicos y de en
¿Cuáles son las Consecuencias de Dejar de Caminar?
Dejar de caminar tiene numerosas consecuencias para la salud a largo plazo. Esto se debe a que caminar es una actividad física que ayuda a mantener una buena salud y bienestar. A continuación se enumerarán algunas de las consecuencias negativas para la salud que se derivan de dejar de caminar:
- Aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Aumento de la presión arterial.
- Aumento del riesgo de diabetes.
- Disminución de la densidad mineral ósea.
- Aumento del riesgo de obesidad.
- Disminución de la resistencia al ejercicio.
- Disminución de la salud mental.
- Disminución de la calidad de vida.
- Aumento de la fatiga.
En España, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un mínimo de 150 minutos de actividad física moderada a la semana, que puede ser caminar, para prevenir enfermedades crónicas. Por lo tanto, dejar de caminar significa no cumplir con los estándares recomendados, lo cual puede ser particularmente perjudicial para la salud a largo plazo.
Para evitar estas negativas consecuencias para la salud, es importante mantener un estilo de vida activo y saludable. Esto implica caminar un mínimo de 150 minutos por semana. También es aconsejable reducir el tiempo de inactividad, como por ejemplo sentarse frente a una pantalla durante largos períodos de tiempo. Más información aquí.
Los Impactos Negativos de la Inmovilidad: ¿Qué Efectos Produce?
Los Impactos Negativos de la Inmovilidad: ¿Qué Efectos Produce?
La inmovilidad se produce cuando una persona no se mueve o se encuentra restringida en su movilidad. Esto puede generar impactos negativos en la salud, el estado de ánimo y la calidad de vida. Los principales efectos de la inmovilidad son:
- Aumento de la fatiga y el cansancio.
- Dificultades para realizar actividades cotidianas.
- Aparición de dolores musculares y articulares.
- Riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
- Aumento del estrés.
- Pérdida de masa muscular.
- Aparición de complicaciones respiratorias.
- Aumento del riesgo de infecciones.
- Riesgo de desarrollar diabetes.
- Aumento del riesgo de caídas y lesiones.
Además, la inmovilidad puede tener un gran impacto en la salud mental. La inactividad física puede provocar ansiedad, depresión y una falta de motivación. La inmovilidad también puede afectar a la calidad de vida, ya que limita la libertad y el desarrollo personal.
Es importante destacar que la inmovilidad en España es un problema de salud pública, basado principalmente en un estilo de vida sedentario. Según datos de la Encuesta de Factores de Riesgo Cardiovascular 2015, el 60.4% de la población española no realiza actividad física.
Por todo ello, se recomienda realizar ejercicio físico de forma regular para mejorar la salud y prevenir enfermedades relacionadas con la inmovilidad. La Organización Mundial de la Salud recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana, o 75 minutos de actividad física intensa.
Es importante que todos nos esforcemos para mantener un estilo de vida activo y saludable para prevenir los impactos negativos de la inmovilidad.
Conclusión
La edad avanzada se asocia a una disminución significativa en la capacidad para caminar. Esto se debe a una variedad de factores, incluyendo cambios en el sistema musculoesquelético, enfermedades crónicas, cambios en la fuerza muscular y debilidad general. Esto lleva a que muchas personas mayores dejen de caminar, lo que puede tener consecuencias negativas en su salud y calidad de vida. Por lo tanto, es importante que las personas mayores reciban el cuidado y los servicios adecuados para ayudarlos a mantener el movimiento y la movilidad.